Ohsawa insistía en sus escritos: «Primero hay que curar el alma y luego la enfermedad física, porque si curamos sólo la enfermedad física habrá recaídas en forma inevitable». No basta con la nutrición para transformar nuestra vida. Tenemos que crear una rutina de hábitos saludables en la que trabajemos diferentes áreas de nuestra vida que complementen a la alimentación saludable. El yin y el yang también se expresan en otros ámbitos de la vida, no solo en los alimentos: son dos fuerzas opuestas y complementarias que crean todas las manifestaciones de este mundo relativo.
A partir de ahora, vamos a ir trabajando diferentes áreas de la salud en esta parte del programa. Comenzaremos con la meditación.
La meditación es un entrenamiento para estar presentes, para ser conscientes de nuestro ser infinito. Es un ejercicio de silencio, de concentración, de estar atentos a la respiración y que debemos hacer cada día. Existen muchas formas y estilos de meditación. El arte de estar quietos es el poder de la meditación: parar un poco, dejar de comer tanto, estar llenos por dentro, no buscar llenar ese mundo interno con cosas externas. La meditación es la única forma de disolver el ego, ese ser pequeño que nos trae tanto sufrimiento. Tenemos que ver nuestra grandeza, sentir nuestro ser infinito cerrando los ojos al mundo de las formas y mirando hacia dentro, contemplando nuestra propia respiración, conectando con el presente y encontrando paz. No hay nada de qué preocuparse. No hay que luchar contra nada. No hay enemigos. Todo es perfecto.
Los beneficios de la meditación son inmediatos y con los años la conexión con el infinito es tan fuerte que descubrimos nuestra naturaleza infinita. Hay que aprovechar el tiempo porque la vida es corta, invirtiéndolo en actividades que nos den verdadera satisfacción.
En la técnica de la meditación nos empoderamos. Cuando nos vamos hacia el pasado o al futuro, renunciamos al poder. Tenemos que recuperar la presencia, la divinidad, la energía, la fuerza. La felicidad está en el presente, no está en el pasado ni en el futuro. El aquí y ahora es lo único que existe, y la meditación nos permite vivir el estado de presencia para experimentar la felicidad. Como dijo el yogui Taisen Deshimaru, Si no eres feliz aquí y ahora, nunca lo serás. La meditación es un entrenamiento para estar presentes. Básicamente lo que hacemos es tomar presencia y observar nuestra propia respiración. Todos respiramos pero estar conscientes solo se puede hacer mediante la práctica, enfocando la mente en la inhalación y la exhalación.
Para lograr una salud integral meditar es algo esencial. Todas las células son extremadamente sensibles a los pensamientos, emociones y sentimientos. Lo que pasa en una parte del cuerpo afecta a todo el cuerpo. No podemos separar la salud orgánica de la salud emocional o la salud espiritual. La salud es un todo interconectado. La vida es una y la vida implica simultáneamente lo mental, lo físico, lo fisiológico, lo bioquímico, lo emocional y la conciencia. Meditar tiene una gran ventaja sobre otras técnicas “mentales”. Nos conecta con el ahora. Solo en el ahora, en la plena y profunda inmersión en el momento presente, puede fluir toda la fuerza vital en su máximo esplendor. O sea que la función fisiológica más poderosa, óptima, magistral acontece siempre en un sitio temporal llamado presente. Por ello se habla de la “presencia” como algo sagrado o sobrenatural.
Esta entrevista al gran maestro Ramiro Calle puede inspirarte para comenzar.
Una decisión
Mucho más importante que la técnica de meditación o la postura o el estilo o escuela es la voluntad de meditar. La comprensión de su importancia una vez que uno toma conciencia, y la determinación de hacerlo cada día de tu vida sin faltar ni un solo día. Claro que a veces uno no puede cumplir con el tiempo estipulado, porque la vida cotidiana tiene sus imprevistos y altibajos. Pero si verdaderamente estamos decididos a meditar el resto de nuestra vida pase lo que pase, incluso con estos imprevistos llegaremos a hacer un fuerte hábito de meditar cada día o el 99% de los días.
Lo importante es entender su vital importancia y la gran magnitud de los beneficios que traerá a nuestra vida personal y a nuestra salud. Cuando uno lo comprende verdaderamente, cuando comprende que es una herramienta poderosísima para atravesar todos los miedos que nos destruyen emocionalmente, surge LA VOLUNTAD DE MEDITAR EL RESTO DE NUESTROS DÍAS. Y así hacemos el juramento de convertirnos en meditadores vitalicios. En este estado de determinación, las excusas no tienen cabida. Ahora soy un meditador y voy a hacerlo el resto de mi vida y pase lo que pase voy a continuar esta práctica el resto de mis días. Teniendo esa voluntad, podemos experimentar diferentes técnicas meditativas.
Comienza a practicar
Ponte ropa cómoda, elige un ambiente tranquilo, siéntate cómodamente en una silla o cruzando las piernas, intentando formar un triángulo entre el coxis y las dos rodillas. Usa un cojín para elevarte un poco. La espalda lo más recta posible para que la energía y el oxígeno circulen correctamente. Relaja los hombros y cierra los ojos o déjalos apenas abiertos sin observar nada en concreto.
En meditación, las manos descansan la izquierda sobre la derecha en el “hara”, nuestra raíz, una zona que está tres dedos por debajo del ombligo. Así generamos un campo energético activado por las manos. Siempre llevamos la respiración hacia la raíz. La atención consciente en la raíz es lo que genera la paz, y esta paz es la semilla de la salud. En una mente preocupada, especuladora, dubitativa, nunca habrá curación completa. El infinito es quietud perfecta si queremos poder conectar con nuestra realidad infinita. Meditando estamos más quietos que cuando dormimos, es el ejercicio de la perfecta quietud, de la máxima sabiduría. Todo es paz y perfección. Nuestra grandeza se encuentra en la perfecta quietud. Un silencio profundo. Practicamos eternamente, nunca nos graduamos de meditadores. Tenemos que enamorarnos de la práctica, sentir el placer de meditar, sentir el bienestar.
La lengua detrás de los dientes superiores, ojos abiertos o cerrados, atención al cuerpo y a la respiración, sintiendo la sensación de quietud, bienestar, salud. Aceptamos todo lo que sucede sin juzgar, todo es perfecto así como es, no hay que luchar. Hay que elegir estar presentes y aceptar. El dolor del cuerpo, los sonidos del ambiente… todo aceptado con alegría y quietud.
Una alimentación macrobiótica facilita mucho esta conexión con el infinito, una mala alimentación lo hace muy difícil. Por eso los grandes meditadores y maestros orientales tienden a ser vegetarianos, a comer orgánico, porque intuitivamente buscan facilitar el acceso con nuestra esencia infinita, donde se encuentra nuestra verdadera fuerza, nuestra capacidad infinita. Allí está todo lo que necesitamos, están todos los recursos que necesitamos.
Postura de máxima alerta: quietud perfecta por fuera, pero por dentro una gran solidez, muy atentos. Por dentro una voluntad de hierro, por fuera una tranquilidad absoluta.
La respiración torácica es yin, desenfoca, fomenta una mente dispersa. Practicaremos siempre una respiración más yang, concentrada en el abdomen, en el “hara”. Las exhalaciones (yang) serán más largas que las inhalaciones (yin). Sentiremos el flujo del aire entrando y saliendo de nuestro cuerpo, conduciendo el aire siempre hacia el abdomen. Podemos detener la respiración por unos segundos entre la exhalación y la inhalación. Cada vez que nuestra mente pierda atención, tenemos que reconducirla con cariño hacia la atención en la respiración.
Cuando respiramos consciente y profundamente el diafragma sube y baja, masajea el aparato digestivo, masajea el intestino, cuando el diafragma baja para aumentar la capacidad pulmonar es como si unas manos presionaran todas las vísceras digestivas hacia abajo. Por eso es tan sano reírse, la risa es una sacudida espasmódica del diafragma. Por eso dicen que la risa es salud, porque es un gran masaje para el aparato digestivo. Cuando el diafragma sube y baja mueve las vísceras y estimula al aparato digestivo, al tránsito intestinal para evacuar y estimula el aparato reproductor, el urinario, liberando toxinas acumuladas.
Además, la capacidad pulmonar aumenta si prolongamos nuestra inspiración y exhalación, dotando a todas nuestras células de oxígeno extra para funcionar correctamente y estar lejos de las enfermedades, ya que estas prosperan en ambientes ácidos y sin oxígeno. Haremos respiraciones profundas y lentas, con lo que oxigenamos todas nuestras células beneficiando todo el organismo.
Un libro recomendado para profundizar en el ejercicio de la meditación es el de mi amigo y maestro Ramiro Calle: “El gran libro de la meditación”
En este vídeo exclusivo te damos más instrucciones de forma visual.
Meditaciones guiadas
Te dejamos aquí unos cuantos ejercicios de meditación.
TAREA DE ESTA UNIDAD
Toma la decisión de meditar. Solo es eso, una decisión. Comienza con 15 minutos diarios. Incluye este pequeño espacio de tiempo en tu agenda para que puedas meditar sin falta cada día. Y mantente fiel a tu decisión durante unas semanas. Con el transcurso del tiempo irás afianzando este hábito y mejorando la técnica. Pero sobre todo, comenzarás a sentir el poder de esta práctica milenaria llena de beneficios para la salud y que ha mejorado la vida de muchos seres humanos a lo largo de la historia.
Debajo descarga los 3 ejercicios de meditación propuestos en formato mp3 para tenerlos en tu reproductor o teléfono
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